miércoles, 21 de julio de 2010


Llegué a la estación, aún con dudas, pero la decisión estaba tomada, no había vuelta atrás. El tren acababa de llegar, miré que no se me olvidaba nada y me dispuse a entrar, espere un instante con la esperanza o quizás miedo, de que algo ocurriera en ese momento que me hiciera detenerme, pero nada pasó.

Pase al tren, busqué mi asiento y me senté. Cada vez todo estaba más cerca y más lejos a la vez... El tren arrancó y mire por la ventana contemplando aquel lugar que se quedaba atrás, por un momento pensé en todo lo que aquello había significado, y gire la vista al cielo. Estaba tranquilo.


1 comentario: